jueves, 31 de octubre de 2013

Conclusiones

La familia, grupo o institución social, es un sistema de parentesco, conyugal, residencial y doméstico, cuya estructura sigue estando desigualmente distribuida en sus roles sexuales,  en el ejercicio del poder y de todas aquellas acciones sociales que determinan su dinámica.
Su relevancia es incuestionable como agente socializador, como promotor de cambios. La familia moderna vive no una crisis, sino un tránsito y busca alternativas que se planteen en la equidad social. El impacto, no obstante, es disímil y como ya hemos dicho, es difícil hablar de un exclusivo modelo familiar moderno frente a un modelo tradicional, el análisis de la diferencia aplicado consecuentemente sigue siendo el recurso para pensar la familia desde la Sociología.
La influencia de la educación familiar, esencial durante los primeros años de vida, transciende ese marco inicial y se manifiesta, con mayor o menor fuerza, a lo largo de toda la vida. Todas las relaciones sociales que se establecen entre los individuos pueden considerarse y de hecho son condiciones para la educación de la personalidad y para la socialización del sujeto.
Todo lo anteriormente expuesto apunta a que la familia de hoy día no puede seguir moldeándose a las viejas fórmulas, ni debe admitirse que se promuevan otras nuevas que atenten contra el cumplimiento de sus principales funciones. Hay que promover formas de funcionamiento familiar que reflejen, verdaderamente la dialéctica actual de la vida. Es por tanto, necesidad inminente, convertir a la familia en verdadera representante de los más genuinos valores de nuestra sociedad.

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